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Con mi amiga feña siempre hemos sido tremendamente cerdas para comer (ahora no tanto, por que la edad pasa la cuenta), pero desde chicas nos cocinábamos a veces a las 3 de la mañana una olla de fideos con crema (la especialidad de la casa) con varios ingredientes que eran sagrados, el tomate, el queso rallado y en su momento la coca cola no podían faltar, si uno de esos ingredientes fallaba simplemente no se hacía nada, tenía que ser perfecto.
Comíamos como si el mundo se fuese a acabar, y teníamos un ritual hermoso cuando estaba todo listo servido en la mesa, comenzábamos lento disfrutando el orgasmo bucal del primer bocado para luego dar paso libre al desenfreno y llenarnos la boca de comida ( suena demasiado porno lo que estoy diciendo, pero finalmente eso era, comida porno).
Resulta que cuando ya estábamos terminando dejábamos el perfecto corte de tomate con los últimos fideos, una pizca de queso rallado y si había carne (bistec por lo general), dejábamos el perfecto trozo para completar el conjunto que vestiría el tenedor (super poético).EL BOTON DE ORO, así le pusimos, un arte culinario.
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